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El pez volador. Antología de cuentos. Hipólito G. Navarro.

En el volumen “Pequeñas resistencias” Antología del nuevo cuento español, tuve oportunidad de leer: Sucedáneo: El pez volador, y desde entonces quedé intrigado por una forma de contar distinta. Usando una de sus expresiones: contar desde una perspectiva axonométrica, en Hipólito pareciera que planta, alzado y perfil no existen porque en ocasiones salta de un plano al otro a través de ventanas, pasillos y escaleras inconsistentes que resultan al final imprescindibles para entender el edificio. En otras, se apoya en uno solo, en un solo perfil por ejemplo, y desde allí, casi desde la sombra proyectada por el mismo, construye todo su entramado literario. En unos pocos, es el propio artesonado lo digno de interés. Hipólito es ese pez volador que escribe de forma subacuática pero que también salta y sorprende, que brilla, que vuela. Es  una de esas raras avis de la naturaleza. Como muestra, y como lo he encontrado en la red, por lo que entiendo no hace falta tributar derechos de autor, añado uno de sus textos: Meditación del vampiro.
En el campo amanece siempre mucho más temprano.
Eso lo saben bien los mirlos.
Pero tiene que pasar un buen rato desde que surge la primera luz hasta que aparece definitivamente el sol. Manda siempre el astro en avanzadilla una difusa claridad para que vaya explorando el terreno palmo a palmo, para que le informe antes de posibles sobresaltos o altercados. Luego, cuando ya tiene constancia de que todo está en orden, tal como quedó en la tarde previa, se atreve por fin a salir. Su buen trabajo le cuesta después recoger toda la claridad que derramó primero. Por eso se ve obligado a subir tan alto antes de caer, para que le dé tiempo a absorber toda esa luz y no dejar ninguna descarriada cuando se vuelva a hundir por el oeste.
Luego en el campo, paradójicamente, se hace de noche también muy pronto.
Los mirlos apagan sus picos naranjas y se confunden con el paisaje.
Y agradecido yo, me descuelgo y salgo.

Tragedia de la vida vulgar. Cuentos tristes. Wenceslao Fernández Flórez.

Mucho antes de ser acuñado el término “Realidad mágica” para ese tipo de literatura escrita entre lo real y lo fantástico, que tan bien ha sabido combinar autores al otro lado del atlántico, ya Wenceslao había publicado el título, versionado posteriormente con igual reclamo en las carteleras: “El bosque animado”
Parece ser que fue autor alegre, conocido por sus novelas y artículos ricos en humor. Sin embargo, este libro reúne veinte cuentos tristes, que a mi modo de ver no es que de su lectura se desprenda tal cualidad como más relevante, más bien es el carácter de tragedia y sobre todo el que sean de la vida vulgar sus características más definitorias. Porque Wenceslao es capaz de fijarse en ese detalle que acaba generando una tragedia en gente humilde de la ciudad o del campo, como ejemplo este caso del matrimonio de ancianos que son informados de la muerte de una antigua amiga común y ella, al ver la cara del que ha sido su esposo toda la vida, acercándose, le dice: ¡La quieres aún!... ¿Qué fui yo en tú vida?...   

MicroQuijotes. Juan Armando Epple.

Llueven gotas como llueven letras. Días de lluvia, días de lectura.
MicroQuijotes es una recopilación de textos breves en torno a la obra de Cervantes. Es uno más de los exponentes literarios a los que ha dado lugar las andanzas de quien nació en un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme. De sus lecturas se desprende cómo cada autor, ya sea Rubén Darío, Borges, Arreola, Denevi, Pacheco, Monterroso, Lagmanovich y muchos más, es tocado por aquel hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y corredor. De esas fantasías vividas cuando frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, siendo de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza, que tenía  por sobrenombre de Quijada, o Quedasa, derivan estas otras ensoñaciones en tono a la locura, los amores, Doña Dulcinea, Don Aldonzo así como las últimas palabras del Cide Hamete.
Para muestra este microtexto de José de la Colina
Cervantes. En sueños, su mano tullida escribía el Antiquijote.

Neutral corner. Ignacio Aldecoa.

Apenas cincuenta páginas para condensar el entrenamiento en el gimnasio, el combate, el minuto de descanso, los consejos del entrenador, la mirada del manager, la vida entre las doce cuerdas, el boxeo y sus sombras como salida de la pobreza en aquella España de la posguerra. Entre asalto y asalto, lástima que solo escribiese catorce, una fotografía acompaña los textos. Tampoco a mí es deporte que me atrae pero ya he saltado al ring en dos ocasiones. Aldecoa me ha enganchado con sus golpes. Son cortos, llenos de velocidad, de fuerza,  de pegada literaria, tan intensos que tras el gong, bueno es regresar a la esquina, acomodarse en el sofá, disfrutar con el fotograma y con la frase que a modo de consejo introducen el siguiente round. Tomar un buche, soltarlo en el cubo metálico e introducirse el protector. Ignacio espera en el centro del cuadrilátero a pesar de haber elegido para escribir una esquina neutral.
La lona, hoja de papel, se extiende con sus cuatro esquinas. Los pies han de bailar sobre ella como los dedos sobre el teclado. A nada aspiro pues sé que de entrada es un combate perdido. Sin embargo, me dispongo a empezar por tercera vez la contienda. «Cada golpe siempre enseña algo y te hace más fuerte», aprendí de mi entrenador. El árbitro hace su llamada. Saludo de púgiles. Sus guantes, por tercera vez las pastas del libro, me ofrecen toda su sabiduría. No cabe otra estrategia: he de procurar el cuerpo a cuerpo, renglón a renglón, palabra a palabra, fundirme con él en un abrazo.

El jardín de las delicias. Francisco Ayala.

Si los periodistas lograsen contar sus noticias con la misma elegancia y finura que lo hace Ayala en sus Recortes del Diario, el sentimiento, la pena y la alegría provocada en los lectores facilitaría el aumento de las tiradas.
Si el enamorado tuviese la destreza para escribir Diálogos de Amor tal y como lo hace él, vería compensada su escritura con las bondades producidas por la flechas del amor.
Y si fuese capaz de expresar el recuerdo de un detalle siguiendo los cánones leídos en Díaz Felices su memoria escrita debería ser publicada en un texto que reúna las tres experiencias permitiendo así disfrutar de una delicia de jardín en el que al igual que en el cuadro del Bosco se aborde la dicotomía entre el amor y el dolor, la ternura y la crueldad, la vida y la muerte con una prosa a la vez elegante y directa.

El gabinete del alquimista muerto. Carlos Poveda

El gabinete del alquimista muerto. París, 1904. Un caballero respetable aparece muerto en su vivienda. Las autoridades sospechan de los vecinos del inmueble, que empiezan a recelar unos de otros en un ambiente donde la apariencia pesa más que la virtud y los criados tienen el sueño más ligero que sus amos. Puede que monsieur Bonancieux ocultase cuentas pendientes, pero ¿quién tuvo motivos para dibujarle una sonrisa sangrienta en la garganta?

El perfeccionista en la cocina. Julian Barnes.

No recuerdo la triple doble uve en la que tropecé con este título pero al leerlo me vino a la memoria unos macarrones con su cebolla pochada, regados con un Falvium de Arganza, elaborado con uvas seleccionadas de la variedad mencía, comidos al calor de una estufa alimentada con pellets. La agradable tertulia mientras el cocinero, delantal al cuello, nos iba deleitando con el proceso culinario de elaboración de tan apetitoso manjar y el conocimiento de su afición en estas lides, tras haber leído Volverás a Región, donde curiosamente, fue la región en la que tuvo lugar el episodio, me animó a su compra como regalo para mi amigo “el cocinillas”.
Desconozco si ha de ser de mala educación el haberlo leído previamente pero una vez en la mano las hojas se vuelven lozanas y se dejan querer.
No es lectura de recetas sino de esas manías que envuelven a todos aquellos que gustan de sorprender y ser agasajados a través del arte de la cocina y que les enfadan cuando no hallan un ingrediente fundamental, como si el comensal se lo fuera a echar en cara; o cuando no encuentra en el cajón el utensilio adecuado sin el que la mezcla no será la misma; o cuando se decepciona porque su plato no ha quedado exactamente igual que el de la foto del maestro michelín.
Es corto, entretenido e instructivo sobre el mundo literario en torno a los manuales de cocina tanto de Inglaterra como de Francia. Espero que le guste.

La escafandra del optimista ( Allan Percy )

No puedo cambiar la dirección del viento, pero puedo ajustar las velas para llegar a mi destino” (James Dean)

El 27 de octubre de 1879, el inventor estadounidense Thomas Alva Edison logró su lámpara de filamento de carbono, que permaneció encendida en Nueva York durante dos días. Era el inicio de la era de la iluminación eléctrica
Thomas Alva Edison o cómo no quemarse con los fracasos. “Ahora sé mil maneras de no hacer una bombilla” (pág 71)
Las personas optimistas son capaces de interpretar los fracasos como oportunidades de superación. El propio Edison repetía a menudo que, en los miles de intentos fallidos que debía superar para crear la bombilla, jamás perdía el ánimo, porque cada error que dejaba atrás era un nuevo paso adelante (pág 71)
Edison patentó más de un millar de inventos e hizo suya esta frase:
“Hay una cosa peor que los fracasos, los pocos intentos” (pág 72)
“Dirige tu rostro hacia la luz del sol y dejarás de ver las sombras” ( Hellen Keller ) ( pág 81)
“Un pesimista ve la dificultad en cada oportunidad; un optimista, la oportunidad en cada dificultad” (Winston Churchill)
“Si no defiendes algo, te rendirás por cualquier cosa” (Malcom X)
“No juzgues el día por la cosecha que has recogido sino por las semillas que has sembrado” (Robert Louis Stevenson)
“¿La diferencia entre un pesimista y un optimista? Un optimista se ríe para olvidar, un pesimista se ha olvidado de reír” (Tom Bodett)
“La oportunidad se encuentra en el centro de la dificultad” (Albert Einstein)
“Un viaje de mil millas empieza por un solo paso” (Lao Tsé)
“Un mar calmado nunca formó a un buen marinero” (Proverbio inglés)
“No te preocupes porque tu vida pueda terminar, Preocúpate por si no ha empezado” (Grace Hansen)
“No tengas miedo por construir castillos en el aire. Es allí donde tienen que estar. Ahora tienes que poner los cimientos debajo” (Henry David Thoreau)
“Saltar de alegría es el mejor de los ejercicios” (Anónimo)
Texto: frases tomadas de "La escafandra del optimista" ( Allan Percy )

Imagen. Winter Sunrise: The Young America Derek G.M. Gardner

Volverás a Región. Juan Benet.

Volverás a Región es novela rara donde las haya. Puede ser lectura para sibarita o para quien degusta de singularidades así como puede ser pasada por alto en su lugar de la estantería sin necesidad de adentrarse en esta farragosa región creada por Juan Benet si el lector busca otro tipo de placeres.
Para quien haya caminado por regiones similares a la descrita en el libro puede hacérsele más fácil meterse en la historia de cualquiera de esos pueblos de la sierra leonesa colindante con la cordillera cantábrica. Es el caso de quien escribe tras pasar por caseríos fantasmas, donde las vacas dormían en el salón estar de las casas en ruinas, que tratan de reflotar gracias al pateo, en torno a los montes de Ponferrada, llamado La Mirada Circular.
Pueblos y sierras que el autor describe haciendo literatura de sus conocimientos como ingeniero (con términos profesionales que mejor dejarlos enterrados en sus minas y en sus vetas o bien poseer un diccionario afín) a base de frases, en ocasiones extremadamente largas, que dejan al lector exhausto en medio de los páramos de Región, a los que suma vivencias en torno a la guerra civil y las particularidades propias de una zona geográfica aislada, en la que los distintos planes ideados para sacarla de su aislamiento alrededor de los años de la contienda tuvieron el mismo éxito que la propuesta de más de trescientos kilómetros de sendero vividos por los Montes Aquilianos, El Catoute y La Sierra de Ancares dadas las infraestructuras encontradas en la zona, lo que no merma el buen recuerdo de la experiencia, así como tampoco el de esta lectura.

UN MUCHACHO DE GEORGIA .Erskine Caldwell.

Hoy 9-N, cuando se cumplen  25 años de la caída del Muro de Berlín, es un buen día para publicar UN MUCHACHO DE GEORGIA, que ya había sido colgado por JAVI en este blog.
Catorce historias rocambolescas narradas con la inocencia del pequeño William, hijo de Morris Stroup ser caricaturesco, holgazán y Martha Stroup su valiente y trabajadora esposa, (como otras muchísimas mujeres); sin olvidar a Handsome Brown el muchacho negro que hace de todo sin recibir sueldo alguno.
El libro me recuerda LAS CENIZAS DE ÁNGELA  de Frank McCourt que narraba las penalidades de una familia irlandesa.

Morris provoca multitud de situaciones aparentemente cómica pero p­_ñ_t_r_ gracia que me ha hecho; quizá porque  me es imposible olvidar a las personas que se encuentran por los alrededores. Por cierto, no había vuelto a tener noticias de la palabra  p_ñ_t_ desde que tenía la misma edad de William. El libro es bueno pero mi estado de ánimo no me permitía sonreír con la lectura, puesto que me ha dado mucha pena el pensar que hay personas, que piensan y llevan a la práctica una gran cantidad de disparates sin importarle a quien arrastra. Después de los dos primeros episodios te ves obligado a dejar la lectura para poder digerirla. Lo que ocurre en la última historia es predecible pero no deja de ser abracadabrante. 

La llamada del ángel. Guillaema Musso

En sus teléfonos se encontraba el detalle de sus vidas. En su pasado, las respuestas a sus preguntas. JFK, Nueva York. Madeline y Jonathan se cruzan en un restaurante del aeropuerto. Un sándwich cae al suelo, una Coca-Cola se derrama y una breve discusión tiene lugar... Es solo un instante, pero marcará el rumbo de sus vidas. Al llegar a casa, ella a París y él a San Francisco, descubren que han intercambiado accidentalmente sus smartphones . Ninguno de los dos puede resistir la tentación de curiosear en la vida del otro, y lo que averiguan es absolutamente revelador: aunque les separaban diez mil kilómetros, hacía tiempo que el destino les había unido sin ellos saberlo. Reaparece un misterio del pasado -un caso sin resolver- y lo que había empezado como un romance se convierte en una persecución que los dejará sin aliento...

La buena reputación. Ignacio Martínez de Pisón

La buena reputación es una novela sobre la herencia que recibimos del pasado y sobre el sentimiento de pertenencia, la necesidad de encontrar nuestro lugar en el mundo. Samuel y Mercedes contemplan con preocupación el futuro de sus dos hijas ante la inminente descolonización de Marruecos y el regreso de los españoles del Protectorado a la Península. Estamos en Melilla, son los años cincuenta y, en ese contexto de cambio e incertidumbre, el matrimonio decide viajar a Málaga para establecerse en una España que comienza a abrirse lentamente a la modernidad. De la mano de cinco miembros de una misma familia, esta saga recorre treinta años de nuestra historia y transita por ciudades como Melilla, Tetuán, Málaga, Zaragoza o Barcelona. Los deseos e ilusiones de Samuel y Mercedes, de sus hijas y de sus nietos se verán condicionados por secretos inconfesables en una vida que transcurre fugaz e inesperada.

Almas Muertas. Nikolai Gógol

Las aventuras de Chichikov, así iba a ser titulada esta novela publicada en 1842, es considerada la madre de todas las grandes novelas rusas posteriores. Cuenta cómo su protagonista, Chichikov, un noble de oscuras raíces, después de varios intentos fraudulentos para hacerse con su propia fortuna, viaja cual Quijote por Rusia comprando almas muertas.
Por tales se entienden los difuntos asalariados, y no dados de baja en un censo que se realiza cada diez años, propiedad de terratenientes y nobles para luego solicitar al Estado tierras. El autor describe a lo largo de la obra las costumbres de la época y las enormes diferencias sociales entre pueblos, aldeas y villas dedicadas a sobrevivir del campo alejadas de un gran núcleo urbano y una ciudad modelo en la que tratan de imitar la vida que por aquellos años se llevaba en San Petersburgo y que a su vez importaba del estilo de vida parisino.
Gógol, y en concreto esta novela (léase también si se desea Historias de San Petersburgo) es un buen recurso para entender cómo la vivencia de estas desigualdades abisales y su crítica ante el Zar Alejandro I provocaron la destitución del portuense Agustín de Betancourt tras su regreso de la Rusia profunda donde mejoró las condiciones de vida de su población con sus obras de ingeniería.

El hombre que fue Jueves. Gilbert K. Chesterton

Jueves recibe su nombre al ocupar el asiento vacante de su antecesor en un comité de siete personas. El grupo es liderado por el enigmático Domingo, Se reconocen según los días de la semana pero cada cual desconoce al resto. Los seis se caracterizan, disfrazando su identidad, para no ser reconocidos. Domingo los recluta como miembros de elite para realizar acciones de sabotaje y atentados anarquistas. Sin embargo cada uno de ellos sabe que ha llegado a formar parte del comité como infiltrado policial. Las diatribas entre orden y anarquía y la persecución a Domingo cuando todos caen en la cuenta de su misma finalidad policial llevan al lector en volandas hacia un final inesperado.

Stoner ( John Williams )

   La novela cuenta la historia de William Stoner, nacido en una pequeña granja de Misuri a finales del XIX.  Hijo de campesinos y enviado con mucho  esfuerzo por sus padres a  estudiar en la Facultad de Agricultura de la capital; pero allí, un buen día, uno de sus profesores despierta en él la inquietud y el interés por la literatura: “¿Qué nos dice Shakespeare en este fragmento?” "Señor Stoner, Shakespeare le habla a través de 300 años, ¿le escucha? .
Esa pregunta significó para nuestro protagonista un desafío y una revelación extraordinaria, que lograría despertar su verdadera vocación y hasta la consciencia de sí mismo.
Se trata de una novela sencilla, que narra la vida de un hombre sencillo que, estoicamente vive de manera intachable su vida …pero la novela es mucho más que eso: John Williams con una prosa elegante, fina y delicada, narra con todo vigor la vida de este “hombre común” que resulta ser un héroe de lo cotidiano.
Hay momentos en que esperas que Stoner alcance, por fin, algo de dicha; incluso llegas a conformarte con que la roce, la atisbe al menos, si esta no llegara y sí, habrá un tiempo y un lugar en que Stoner sienta ese palpitar del vivir en su desvalido ser.….breve tiempo pero tiempo al fin.