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Aventuras de Pickwick. Charles Dickens

En esta edición traducida por Dº Benito como Aventuras, en otras como Pepeles póstumos del Club Pickwick lo cierto es que el personaje, en medicina, ha dado nombre a un síndrome que se caracteriza por los signos que presenta en la novela: obesidad, facilidad para dormirse en cualquier postura y pausas respiratorias que terminan con un gran ronquido. Sin embargo Dickens opta por explotar las bondades psicológicas de este tipo de personas embarcándolo en la creación de un club rocambolesco cuya finalidad no es otra que, tomando dos años sabáticos, recorrer la Inglaterra Victoriana en busca de conocimientos sobre el género humano, lo que permite, destilando notas de humor, hacerse con una estampa real sobre los avatares de aquellos años en cuanto a los códigos de honor, las formas de enamoramiento así como las relaciones entre las familias y la servidumbre.

El crimen del padre Amaro. De Queirós



Para quienes heredamos los últimos vestigios de aquella iglesia decimonónica El crimen del padre Amaro se convierte en un recordatorio de algunas frases en latín, de las reverencias a la clase sacerdotal, de los besos al trozo de cinto de cuero negro que le colgaba entre las piernas, del tañido de la campanilla cuando por la calle caminaban diligentes a dar la extremaunción. No es Amaro la mejor imagen para una institución que defiende las buenas costumbres sino la de esa doble moral, a la que también en la actualidad, el comportamiento de algunos de sus servidores se ha hecho acreedor.  La confrontación entre las fuerzas del espíritu y de la carne son tratadas de forma magistral por Queirós en esta novela realista en la que aprovecha los amoríos de un cura de provincias para descarnar toda la hipocresía que engola al clero convirtiendo a Amaro no en víctima sino en autor del crimen.

Fábulas feroces. Cuentos inquietantes. Ambrose Bierce



Las Fábulas son las unas feroces y las otras no tanto. Sin embargo los cuentos inquietan bien poco. No por ello pierde entretenimiento la lectura de quien logra, a través de animales de todo tipo así como de seres humanos, escandalizar la moralidad de una ciudad en auge como la de San Francisco de finales del siglo XIX, usando un macabro sarcasmo para hacer entender que las relaciones entre las personas en función de los sectores de poder que ostentan toman en ocasiones vericuetos que solo en la fábula adquieren su máxima expresión, y pueden hacernos entender cuán ridículos quedamos ante los animales.

Ébano. Ryszard Kapuscinski



Cada país tiene sus estereotipos y cada continente también. Tanto la foto de la portada como el título “Ebano” conducen inevitablemente a África. Extensiones de selva, de sabana y de arena en cuanto al paisaje; riqueza zoológica y botánica en cuanto a los seres vivos y pobreza, hambre, colorido y sublevaciones militares en cuanto a lo humano. De todo esto hablan las crónicas de Kapuscinski. Pero lo hacen desde la óptica de un periodista polaco que recorre el continente viviendo la independencia de los nuevos países creados con escuadra y cartabón (más de mil grupos embutidos en unos 53 países). Un enfoque distinto sobre el por qué de la risa de los negros a pesar de sus dificultades, de su visión del tiempo, de la importancia de sus antepasados y cómo la irrupción del hombre blanco lo trastocó todo provocando la gestación de dictadores y conflictos que nos han vendido como problemas intertribales.   

Todo lo que tengo lo llevo conmigo. Herta Müller



Hay libros que cuando te cuentan de qué van no suelen gustar de leer pues bastante mal se están poniendo las cosas como para que la lectura nos amargue el rato de placer que dedicamos a ella. ¡Qué necesidad de andar metidos en un tren camino a Rusia desde Rumanía cuando las puertas del vagón de ganado no se abren en días y para alimentar a los que van dentro le lanzan una cabra cadavérica! ¡Qué obliga a seguir leyendo sobre el valor de una cucharada de sal, de un calcetín de lana, de una tapa para cubrir el caldero y así no ver lo que dentro se cocina! ¡Y qué tristeza cuando tras cinco años en concentración los recuerdos han quedado tan sedimentados que incluso en libertad se sigue viviendo en el campo! Sin embargo, a pesar de la dureza de lo relatado, del continuo vuelo del angel del hambre, se sigue leyendo, no solo por decoro hacia aquellos alemanes expatriados al igual que los judíos por el mero hecho de “pertenecer a” sino por los brotes de vida a los que ellos se agarraron para seguir, como lo hace el lector al libro, saboreando esos pequeños regalos primaverales que ofrece la escritora, iluminándolo hacia lo realmente útil, aquello que transportamos debajo de nuestra piel, lo que viene a ser todo lo que llevamos con nosotros, lo único que poseemos, todo lo que realmente nos pertenece.

Mientras agonizo. William Faulkner



Desarrollar la historia de una familia a partir del transporte de la madre dentro de un ataúd, hasta su pueblo natal encima de una carreta, para ser enterrada, puede hacer volar la imaginación del lector cuando tiene el libro en la mano. Si al acabar su lectura coincide con lo leído bueno es que se siente a solazarse de si mismo ya que no es fácil solaparse con la genialidad del escritor. El sonido de la madera mientras es construida la caja, oído por la agonizante desde la cama; las peripecias durante nueve días para llegar al pueblo, con todos los miembros de la familia en la carreta, siendo rechazados por el olor que desprende y observados por los buitres desde lo, alto forman el armazón usado por Faulkner para desentrañar la podredumbre de la naturaleza humana.